Es posible que la imagen que tenemos de China sea la de un país con un nivel de control elevado donde se permite poco, más allá de lo que le parece adecuado al gobierno central del país. Quizá nos imaginamos un Partido Comunista con mano de hierro restringiendo absolutamente cualquier actividad que pueda causar desorden. Si es así puede que nos imaginemos que las calles de las ciudades en China todo seguirá un orden absoluto donde seguir ciertas normas está encima de todo, también a nivel de espacios públicos. En cierta manera yo pensaba esto último antes de llegar aquí. Al llegar me he dado cuenta que hay un equilibrio entre el orden (metro, aeropuerto) con la flexibilidad que hay, por ejemplo, a nivel de venta ambulante.
Paseando por las calles en los diferentes lugares que he estado me da la sensación que hay bastante permisibilidad para la venta ambulante y no tan ambulante al ocupar espacios públicos.1 Si no erro, muchos temas se gobiernan directamente en cada localidad y hay flexibilidad para decidir sobre la gestión, en este caso, de los espacios públicos. Todo es mucho más laxo que en Barcelona, por ejemplo. Esta laxitud se puede ver en los negocios efímeros que emergen a pie de calle y la inventiva de los ciudadanos para aumentar ventas usando desde animales hasta megáfonos que ensordecen.
Los puestos callejeros de comida son los más comunes ya que suplen una necesidad básica. Un snack delicioso, rápido, barato y a deshora es algo difícil de rechazar. Están localizados en calles transitadas o en puntos clave como en salidas de metro. El olfato te avisa que pronto te encontrarás con un puesto. Ayer mismo olí un puesto a las 22:00 en la salida de una parada de metro. Si bien hay lugares asignados para los puestos normalmente como método de las ciudades para incentivar la economía en zonas comerciales, éstos también se colocan el otros donde no deben un poco fuera de la ley.

He visto, en Dali, como llega la Policía para que los vendedores dejen libre el espacio público. No se forman altercados ni hay multas, de hecho a veces al cabo de un rato de que se fuera la Policía todo volvía a cómo estaba antes. Dali es quizá donde más presté atención a todo. La ciudad es más pequeña supongo que hay más flexibilidad. Esto hace que me encontrara con escenas y negocios curiosos, más allá de los puestos de comida. La que me llamó más la atención fue la generación espontánea de bares callejeros: Los emprendedores instalaron un pequeño banco a modo de barra, sillas de camping y vendían cocktails, amenizado con algo de música en directo. Desafortunadamente no tomé fotos, pero os comparto debajo algo similar que vi durante el día.
¡Hasta la próxima!
Pablo


Aquí quiero resaltar que, como siempre, hablo en general en base a lo que he visto y que, además, hay 4 ciudades en China directamente gestionadas por el gobierno central (Beijng, Shanghai, Tianjin, Chongqing). y otras ciudades donde puede que sea es diferente.